De la mano de Sam Raimi, The Messengers marca el desembarco en Hollywood del taquillero dúo Pang, referencia para el cine de terror asiático. Estos hermanos cineastas, que parecen hacer todo juntos, empezaron a hacerse conocido a partir de The Eye, una película de horror y suspenso que giraba en torno a un ojo transplantado no del todo normal.
En The Messengers, una familia un tanto disfuncional decide mudarse para emprender una nueva vida, en una lejana y siniestra casa en medio de una desolada zona rural. Allí, el padre, interpretado por Dylan McDermott intentará llevar una vida de granjero plantando girasoles, y reestablecer la relación con su hija de 16 años, Jess (Kristen Stewart, la protagonista de Crepúsculo).
La cosecha de girasoles florece, en gran medida gracias al trabajo de John, un lugareño desempleado que la familia contrata y todo parece ir de maravilla. Sin embargo, Jess comienza a presenciar apariciones que solo ella puede ver, excepto por su hermanito de 3 años, que aún no puede hablar. Por su pasado conflictivo, sus padres no le creerán una palabra, hasta que los extraños sucesos se vuelven inevitables.
Ni el oficio de los Pang, ni las actuaciones, ni el guiño a Los Pájaros, de Hitchcock, salvan a The Messengers de un final totalmente previsible y de su mediocridad y falta de frescura. Si sos un amante del género, tal vez al film le des una oprotunidad, pero te adelanto que la historia de los mensajeros, ya la viste 500 veces.