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28 de octubre de 2010

Los “Monsters” están en(tre) nosotros

Es cierto que la intensa campaña de promoción de “Monster”, premiada en el pasado festival de Sitges por sus efectos especiales, puede insinuar que sea un tipo de película parecida a “District 9”; pero también es cierto que, al poco de comenzar la proyección, Gareth Edwards, deja perfectamente claro que su discurso no transcurre por el mismo camino.

Más que una película de ciencia-ficción, “Monsters” se acerca más a la parábola, y en este sentido sí guarda un nexo común con la película de Neill Blomkamp, en la que los monstruos equivalen a inmigrantes y la zona infectada a la frontera de México con los Estados Unidos. Donde una y otra difieren es en la manera de desarrollar su discurso, optando Gareth Edwards por una especie de road-movie intimista en la que Samantha (Whitney Able) y Andrew (Scoot McNairy) acaban por descubrirnos que los verdaderos monstruos son los que están al otro lado de la frontera.

No coincido con respecto al estilo documental, pues tan sólo lo sería la primera secuencia, y siendo más apropiado encuadrarla dentro del reportaje televisivo, pues trata de proporcionar ese tipo de información sesgada que recibimos a través de los noticiarios de los sucesos que ocurren en otros países. De hecho, la fotografía de toda la película está cuidada al detalle, siendo responsabilidad del propio director, Gareth Edwards, quien es además el autor del guión.

La creciente incertidumbre con que van ocurriendo los pequeños sucesos en el viaje de la pareja protagonista no sólo son suficientes, sino que me estimulan para mantener mi atención hasta la secuencia final en la que interpreto se nos quiere decir que monstruos y humanos, inmigrantes y nacionales, tienen en común muchas más cosas de las que parece, salvo que desconocen la cultura del otro, lo que les lleva a colocar barreras, rechazarlos e impedirles que se mezclen con ellos, con nosotros.

Ayuda mucho para la verosimilitud del relato, que estando en México hablen en español cuando se dirigen a los mexicanos, quizás sea porque estamos en una producción británica, y no estadounidense, por lo que cuidan estos pequeños detalles que proporcionan autenticidad y verosimilitud.

Insisto, entiendo que algunos se sientan defraudados en un principio, pero yo por lo menos, quedé cautivado y muy emocionado con el resultado final.