
Pongámonos en situación. Allá por los 80, tanto Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis como Mike Ovitz tenían un grado de poder considerable sobre la posibilidad de realización de una tercera entrega de los entrañables Cazafantasmas. En sus contratos se establece que son ellos quienes tienen la opción de la última palabra en cuanto a quién podría ser el director de la cinta y algunas otras consideraciones del estilo.
Pues bien, en Columbia parecen estar no muy estusiasmados con el hecho de que Ivan Reitman dirija el film. Lo que ellos quieren es un director más joven y con menos nombre, hecho que parece cada vez más difícil en las negociaciones. Por esto mismo, la realización del film pende de un hilo —o de varios, para ser más exacto.
Ocurre que Columbia se enfrentaría así a un 2011 un tanto desértico para sus cánones, hecho que puede —o no— torcer la balanza y hacer que las cosas retomen su curso. Ante la posibilidad de no contar con una tercera parte, no puedo menos que sentir que podríamos estar perdiéndonos de algo. Pero al mismo tiempo, un suspiro prolongado nace desde bien dentro mío y empaña la pantalla de mi notebook cuando lo largo sin más. ¿No les ocurre algo parecido?