Cuando hace tres meses salió a la luz el espectacular poster de Hugh
Jackman como Lobezno, muchos hicieron sus cábalas. ¿Cómo es posible que
luzca esa tableta tan rápido? La sospecha tenía que ver con el aspecto
demacrado que el actor mostraba en 'Los miserables' y la pasmosa rapidez
con la que se había recuperado a tenor de la mencionada imagen. ¿Le
habrían metido mano a sus abdominales?
Ni Photoshop ni ninguna otra trampa. Los abdominales de Hugh Jackman en
el cartel de 'Lobezno' son suyos y se deben al esfuerzo del actor y no a
un ratón y unos cuantos píxeles retocados por aquí y por allá. Así lo
ha aclarado el propio Lobezno en una entrevista concedida al The Jeff
Probst Show con motivo de la promoción de 'Los miserables'. “Gracias a
un riguroso plan de ejercicio”... eso y su fuerza de voluntad son los
culpables del resultado.
Nada de retoques. Aunque al australiano no le habría importado hacer
alguna que otra pequeña trampa para poder regalarse algún capricho culinario. Las dudas sobre la realidad de la imagen Jackman se las toma a broma. Dice que preguntó a la compañía que si se gastaba tanto dinero
en efectos especiales para esta segunda entrega de Lobezno por qué no
le ayudaba un poco con su puesta a punto. “Quiero comer pizza y beber
cerveza”, les dijo. La respuesta fue “no”.
Así que nada, a Jackman no le quedó otra que poner el turbo en su
preparación. Lo suyo fue una auténtica carrera contra el tiempo. Como ya
hemos contado, la segunda entrega de spin-off de 'Lobezno' ha sufrido
un sinfín de retrasos. Empezó con Darren Aronofsky
a los mandos pidiéndole a Jackman que ganase peso y masa muscular para
aparentar ser más robusto, como el personaje de los cómics. Entonces
Aronofski abandonó el barco.
Los retrasos hicieron que el rodaje de 'Los miserables' se colase en
medio teniendo Jackman que adelgazar para dar de más credibilidad al
presidiario Jean Valjean. Acabado el musical, otra vez a ponerse fibroso
para convertirse en el mutante que lo hizo famoso y rodar a las órdenes
de James Mangold.
Con el trabajo y el sufrimiento
que le ha costado al australiano tanto cambio físico, para que encima
cuestionen si su tableta es real o fruto de los retoques. Menos mal que
le sobra buen humor.